Entre Dos Tierras

En el segundo trimestre, en la materia de Literatura, estuvimos viendo tanto series como libros que compartan el tema de estar entre dos tierras. Nuestra profesora, Carol Silva, nos pidió que hiciéramos un trabajo sobre  algún familiar o conocido que haya estado entre dos tierras.

Argentina 1956

Perón había caído y el panorama de la situación no era bueno.

Algún tío lejano mío dedicado a las relaciones internacionales del país, me ofreció ir a Rusia con el. A mis 24 años me pareció una oportunidad que se da solo una vez en la vida. Dejaría atrás, por dios sabe cuanto tiempo, a mis padres, a mis amigas, a mis recuerdos…

Me reuní con una de mi amigas, la mas cercana de todas y escupí mis sentimientos. Nos reímos, lloramos y hicimos la promesa, nada nos separaría. Recuerdo lo prometido como si fuese ayer: «siempre voy a estar con vos y siempre te voy a poder ir a visitar».

Me embarque con mi tío hacia Rusia, sin miedo y con muchas expectativas. Mi tío no tenia hijos, me trato como su hija.  Nos quedamos en la embajada en Rusia, había sirvientes por todos lados, se hablaba desde Ruso hasta Ingles y Español.

Moscú es una ciudad muy atrayente con edificios coloridos por todos lados, hasta las iglesias son coloridas. Me quede en Rusia durante la época comunista, cuando salía a la calle, siempre alguien me seguía; en la embajada habían micrófonos por todas partes, de esa forma era posible escuchar todo lo que se hablaba dentro. Una vez al mes venia un electricista a chequear que funcionaran correctamente, la correspondencia era leída antes de ser entregada, inclusive no podía tener amistades con los sirvientes.  Recuerdo una vez le ofrecí a Yenia, una de las sirvientas poco cercanas a mi, llevarla a su casa en auto, me rogó que no lo hiciera pero luego llegamos al acuerdo que la llevaría pero la dejaría tres cuadras antes de su casa asi el gobierno no sospechase que algo andábamos tramando.

Los Rusos eran brutos, expresivos y espontáneos, yo salía sola a la calle y me gritaban ‘no!’ por salir con la orejas destapadas con -27 grados mientras me ponían nieve en las orejas así no se me congelaban.

Mi parte preferida de Rusia fue el ballet. Todas las semanas iba al teatro Bolshoi y disfrutaba de las mejores piezas que vi en mi vida, las mejores nacieron allí. Las bailarinas mas chiquitas lograban mostrarse grandes en esos escenarios, era fascinante.

Luego de unos pocos años en Rusia, llego el momento de retornar. Llore todo el camino al aeropuerto y en el avión también. Extrañaba a mis padres, pero Rusia me cautivo tanto que no me quise ir.

Mi retorno a Argentina no fue fácil, la situación política seguía tensa. Se me hacia difícil hablar de Rusia sin que la gente me dijiese algo sobre los comunistas. Mi papa era el jefe de cátedra en el área de cardiología para la Universidad de Buenos Aires, cuando asistía a a eventos con el y la gente me preguntaba por los comunistas y los criticaban, me lo tomaba personal, sentía que era un insulto hacia mi.

Años después cuando me case, volví a Rusia. Me busco el mismo chofer de la embajada que me había ido a buscar años atrás, para mi fue toda una alegría.

Yo creo que una gran parte de mi siempre va a extrañar Moscú y todas las experiencias que vivi allí, pero por ahora estoy contenta donde estoy con mi familia.

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